2/18/2021

Texto publicado en Revista Tembeta Año 1 Volumen 2






Revista Tembeta año 1 vol. 2 

                                                      Grabadores en una Sala de Cristal

 

 

                                                                                           Que vivan los estudiantes
                                                                                                         Jardín de nuestra alegría
                                                                                                         Son aves que no se asustan
                                                                                                         De animal ni policía…”[1]

                                                                                                       

                                                                                                                Violeta Parra

 

  Mediodía en el puerto; estaba algo nublado. Muchos cafés abiertos con sus mesas en la vereda se veían repletos de personas como cualquier viernes.

  En calle Serrano el enmarcador estaba afinando los últimos grabados para entregarlos en la sala. Algunos grabadores terminaban su jornada docente en las universidades; otros en sus talleres.

  En esos instantes en la sala El Farol de la calle Blanco se colgaban a toda velocidad los últimos grabados que habían llegado y los catálogos ya estaban en la sala. Se inauguraba a las siete de la tarde una gran exposición colectiva aquel día.

  Días antes se habían inaugurado variadas muestras de grabado en Valparaíso, como Grabados Orgánicos del maestro Jorge Martínez en CasaPlan o la del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura, la muestra Matriz - Edición=Grabado del taller de grabado liderado en la actualidad por el maestro Marco Antonio Sepúlveda.

  En cambio, la muestra de la sala el Farol de aquel viernes de octubre sería singular. Titulada Grabado Manifiesto, reuniría a unos 60 grabadores de la región de Valparaíso. El objetivo era la visualización de diversos lenguajes estéticos o de su experimentación en cuanto a la técnica y el quehacer artístico que tenía lugar en esos momentos en torno al grabado. Participaron relevantes grabadores, instituciones y talleres de grabado de la zona. Pretendía ser una propuesta diferente a la de la primera versión de Grabado Manifiesto ideada en el marco del ciclo Sentimental por el crítico de arte Justo Pastor Mellado[2], quien propuso exhibir unos 100 grabados enmarcados y colgados todos juntos como un gran cuerpo de obra en un solo muro.

  Comenzó la inauguración. Como nunca antes se habían reunido todos los grabadores importantes de la región, junto a aquellos que recién se iniciaban en el oficio. Vinieron los discursos respectivos, conversaciones casuales entre los asistentes, quienes brindaban con espumante en copas en las que flotaban flores rojas de formas exóticas o más bien depredadoras, que subían lentamente hasta el borde. Música y más brindis. Se hablaba de las obras exhibidas, de las antiguas exposiciones, de crear una asociación de grabadores a nivel nacional, de lo difícil que resultó llegar a la inauguración por el excesivo tráfico, etc. La prensa sacaba fotografías de rigor. Unos observan distraídamente las obras colgadas, otros no se apartan de la mesa del cóctel.

  Al final del evento llega Mario desde Santiago relatando el caos inusitado que estaba sucediendo en las estaciones del metro. Nadie sabía la dimensión de los acontecimientos que estaban ocurriendo en el momento y tampoco le dieron mayor importancia. Muchos se miraron asombrados y siguieron la fiesta del grabado brindando con más espumante.

  Alejandra y Juan conversan sobre la temática contestataria de sus grabados, otros conversan sobre la crítica a los medios de comunicación o al sistema hegemónico de los medios periodísticos. Aldo sonríe al escuchar de un joven grabador que lo interpelaba sobre la imagen de su obra juzgándola de complaciente. Más allá Robert les explica su grabado conceptual de grandes dimensiones a un par de directores de museos. Entre la multitud el dueño de una pequeña galería de Valparaiso pasea para detectar qué grabado es factible para vender en su negocio.

 En un momento Gerardo observa por el gran ventanal de la sala que da a la calle a pequeños grupos de estudiantes corriendo de un lado para otro, agrupándose en esquinas. No le llama tanto la atención; puede que sea un carrete de los tantos de las noches porteñas o una celebración de un equipo de futbol. En la calle están fumando los artistas que se aburrieron de toda la parafernalia y de lo mismo de siempre. Conversan cómo poder sobrevivir con su arte, ideando proyectos o tratando de postular a fondos públicos casi inexistentes.

  Se van apagando las luces de a poco, ya no queda nada de comida ni tragos, los asistentes ya están cansados y se van retirando.

  Aquel evento fue una metáfora del país antes del estallido social del 18 de octubre de 2019. Tal como aquellos artistas estaban en la inauguración dentro de una caja de cristal frágil, transparente, desde la que ves y no ves lo que sucede en la calle, al otro y los otros, protegidos a medias en un lugar que aparentemente les pertenece, pero nunca es completamente de ellos.

 

  Los grabadores que trabajan en educación o en organismos institucionales luchan a diario contra un sistema mediocre y absoluto. Los independientes no pueden dedicarse por completo al arte para vivir. Los que estaban en galerías son esclavos a los caprichos estéticos del director o de un sistema de mercado banal y especulativo. Si describimos solo algunos ejemplos de un sistema que ha sido por décadas abusador para el mundo del arte y la cultura, fomentado muchas veces por los mismos artistas, temerosos de cualquier cambio, o simplemente conformistas por falta de visión o coraje para cambiar algo que no les favorece, nos daremos cuenta de que lo mismo estaba sucediendo en Chile antes del estallido social.

 

  Lo Social, significa lo perteneciente o relativo a una sociedad, sin olvidar lo que una sociedad significa: esta consiste en un conjunto de individuos que comparte una misma cultura interactuando entre sí para establecer o conformar una comunidad. Si tomamos en cuenta esta definición podemos plantearnos. ¿Cómo aparecieron representados los problemas sociales en el grabado después del estallido social? Sin duda esto se vio reflejado en forma inmediata en las ciudades de todo Chile por medio del cartel, del esténcil, de la fotocopia y la serigrafia, métodos usuales, fáciles, rápidos y de bajo costo para usar en las calles.

  Todavía falta por reflexionar y analizar el cambio y mirada que tendrá la imagen tanto del grabado como del país en estos procesos de cambio tan deseados, esperados por una sociedad que tuvo que reaccionar a través de sus estudiantes.

 

Antonella  Auda

Artista visual

Magister en Arte y Patrimonio.

 

 


 





Fotografía A.R.A



[1] Me gustan los estudiantes, 1965.

[2] Director General del Parque Cultural de Valparaíso en 2012.

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